Chichén Itzá


Hisroria de Chichén Itza


El Castillo y el descenso de Kukulcán

Los múltiples y monumentales edificios de la explanada de Chichén Itzá están presididos por la Pirámide de Kukulcán, llamada por muchos "el Castillo", uno de los edificios paradigmáticos de la arquitectura maya. Es una pirámide de cuatro lados que culmina en un templo rectangular. Se asienta sobre una plataforma rectangular de 55,5 metros de ancho y tiene una altura de 24 metros. Cada lado de la pirámide tiene una gran escalinata, 91 escalones por lado y uno más que conduce al templo superior, dando 365 escalones, uno por día del año. Balaustradas de piedra flanquean cada escalera, y en la base de la escalinata norte se asientan dos colosales cabezas de serpientes emplumadas, efigies del dios Kukulcán. Es en estas escalinatas, y muy particularmente en sus pretiles o balaustradas, donde se proyectan alrededor del día equinoccial las sombras de las aristas de las plataformas o basamentos superpuestos que integran el gran edificio, configurándose así la imagen del cuerpo de la serpiente, que al paso de las horas parece moverse descendiendo y rematando en la mencionada cabeza pétrea situada en la base inferior de la escalinata.

Cenote sagrado

Es un cenote a cielo abierto de 60 m de diámetro, con paredes verticales de aproximadamente 15 m del nivel de altura del acceso a la superficie del agua y de 13 m de profundidad, que es aproximadamente el primer piso freático en esa zona de la península de Yucatán. El cenote sagrado de Chichén Itzá era y es considerado uno de los más importantes lugares de peregrinación de la cultura maya,20​ y a él peregrinaban personas de lugares muy distantes de Centroamérica, como Piedras Negras.21​ A principios del siglo xx d. C. un cónsul estadounidense, Edward Herbert Thompson (1857-1935), se enteró de leyendas en las que se describía el sacrificio de doncellas ricamente ataviadas en el cenote, así que compró la propiedad en donde se encuentra, dragó el cenote y extrajo numerosos objetos que envió a su país, vendiéndolos, principalmente al Museo Peabody de Massachusetts. En 1926, el Gobierno mexicano expropió los terrenos donde se encontraba la entonces "Hacienda Chichén" y demandó a Thompson, acusándolo de haberse apropiado de manera ilegal del patrimonio. El litigio se prolongó hasta 1945, año en el que la Suprema Corte de Justicia de la Nación falló en favor del estadounidense, dictaminando que Thompson había comprado la propiedad de manera legal y al no existir leyes de protección al patrimonio, el norteamericano tenía el derecho de explorar y exportar lo encontrado en el cenote de su propiedad. Aunque el arqueólogo había fallecido en 1935, la propiedad fue devuelta a sus herederos.22​ Eventualmente, después de diversas gestiones del Gobierno mexicano, retornó a México, en 1970 y en 2008, una buena cantidad de las invaluables piezas arqueológicas, que se encuentran a resguardo en diversos museos mexicanos.23​

Sacrificios humanos

Actualmente, la antigua concepción del sacrificio de doncellas en el cenote sagrado ha quedado superada con las investigaciones osteo-arqueológicas y epigráficas recientes.25​ En realidad los sacrificios en el cenote sagrado eran mayormente de niños, a quienes se ataviaba a la imagen de los dioses gemelos y se los sacrificaba en ceremonias ligadas al mito maya de la creación. Esto explicaría el limo color azul maya del fondo del cenote (color que en la cosmovisión maya representaba lo sagrado)26​ y la razón por la cual cerca de un 80% de los huesos encontrados en el cenote sagrado son de niños